![Claudia Varela, columnista](https://www.semana.com/resizer/v2/DN4UD57FDFC4POP5T2VX3FZT2Y.jpg?auth=84e70a611f6dbeaf6a9cfc46f2026113455ef3a1670c22a4b12241c8adfbc1be&smart=true&quality=75&width=480)
Opinión
Abuso
Existen investigaciones que exploran la preferencia de las personas entre el poder y el dinero.
Ese día entré a la clase de liderazgo con la convicción de llevar un mensaje diferente a los estudiantes. Algo distinto a que el éxito es hacer dinero. Me paré al frente de un grupo de alumnos jóvenes para que me dijeran qué líderes los inspiran. Curiosamente, la mayoría me nombró líderes disruptivos, con buenos corazones y no necesariamente millonarios.
En medio de la conversación les pregunté qué opinaban de la política y cómo veían esta interacción con el sector privado. En lo único que hubo concertación es en lo erráticos que pueden ser los dos mundos, porque al final somos humanos con el ego un poco inflado en la búsqueda de poder.
Recordé la famosa frase que se atribuye al mexicano Álvaro Obregón, presidente de México en 1920, que decía: “¿El poder para qué?“. Al final, después de una larga reflexión con los estudiantes, concluimos que el poder debería usarse siempre para alcanzar bienestar colectivo. Pero digamos que no funciona así la mayoría de las veces. Y es aquí donde la intención de tener razón gana y hay abuso de poder.
El abuso de poder es un fenómeno que ha existido a lo largo de la historia, manifestándose en diversos contextos como la política y las empresas.
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Existen investigaciones que exploran la preferencia de las personas entre el poder y el dinero. Un estudio realizado por la Universidad de Berkeley, en California, encontró que muchas personas valoran el poder más que el dinero, porque este les proporciona un sentido de control y autonomía que el dinero no siempre puede ofrecer.
Otro estudio publicado en la revista Psychological Science reveló que las personas con altos niveles de poder tienden a sentirse más satisfechas con sus vidas, independientemente de su nivel de ingresos. Esto sugiere que el poder puede tener un impacto más significativo en el bienestar personal que el dinero o los bienes materiales.
Dado que no quiero entrar a hablar de lamentables casos locales, que seguro todos conocemos, quiero reseñar algunos inolvidables. Luis XIV de Francia, conocido como el Rey Sol, ejerció un poder absoluto durante su reinado. Centralizó las decisiones en la figura del monarca y utilizó su autoridad para controlar todos los aspectos de la vida política y social en Francia. Si fue útil o no para los demás, lo dejo para su estudio.
De otro lado, Joseph Stalin que, durante su liderazgo en la Unión Soviética, consolidó su poder a través de purgas políticas, represión y control totalitario. Millones de personas fueron víctimas de su régimen, sufriendo encarcelamientos, deportaciones y ejecuciones. ¿Se les parece a alguien?
Las empresas también tienen algunos ejemplos. En medio de mi búsqueda encontré el caso de Enron, que colapsó en 2001 debido a prácticas fraudulentas. Los altos ejecutivos de esta empresa abusaron de su poder inflando los beneficios que ofrecían, engañando a empleados e inversores.
Otro ejemplo mundialmente conocido es el de Wells Fargo, en 2016, en donde empleados crearon millones de cuentas bancarias falsas para cumplir con objetivos de ventas, todo producido por la presión en ventas y el mismo abuso del que venimos hablando.
Y es que el abuso de poder tiene graves consecuencias tanto para las víctimas como para las organizaciones y la sociedad. Es impresionante cuando a veces ni siquiera entendemos cuál es ese límite en el que hay abuso y normalizamos que haya maltrato, presión insostenible, acoso, corrupción y todo lo que trae la falta de justicia y moderación en la sociedad.
Creo que estamos en un momento muy importante en el mundo para que no permitamos que haya más abuso de poder. El silencio también es un cómplice. Para prevenirlo, es fundamental implementar políticas y mecanismos de control efectivos, tales como rendición de cuentas, educación y mecanismos explícitos de denuncia.
No es normal ser corrupto. No es normal abusar ni que abusen de ti. No es normal que hagamos algo fraudulento porque los demás lo hacen.
“La ética es saber la diferencia entre lo que tienes derecho de hacer y lo que es correcto hacer”, Potter Stewart.