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Game of Thrones: de la gran batalla a la última batalla

Después de la inolvidable noche contra los muertos, el sexo y la resaca vuelven a la exitosa serie de HBO. La pelea por el trono sigue y está mejor que nunca. Alerta spoilers.

5 de mayo de 2019
El cuarto capítulo de la última temporada fue el mejor anticipo de la gran guerra que se viene. | Foto: HBO

Si no ha visto el último capítulo, no siga leyendo este artículo.

Se sabía que después de la más larga noche de Game of Thrones tendría que venir algo de exceso. Como dijo Jaime Lannister: “Peleamos con los muertos y vivimos para contarlo. Si esa no es una razón para beber. ¿Cuál es?”. Y sin embargo para los bacanales a los que tiene acostumbrada la serie a sus seguidores, lo que se vivió en Invernalia fue poca cosa.

El cuarto capítulo de la última temporada fue el mejor anticipo de la gran guerra que se viene. La lucha por el trono se volvió a equilibrar y ahora, como desde el principio, todo depende de la astucia, las traiciones, la estrategia y las alianzas. Como siempre, nada está garantizado y en cualquier momento cualquiera puede morir.

En video: las preguntas que quedan abiertas en Game of Thrones

El nuevo episodio comenzó con una escena desconsoladora. Sansa llora sobre el cuerpo de Theon y pone sobre su cadaver una insignia de los lobos que caracterizan a los Stark. Era su forma de decirle que, a pesar de no ser su hermano de sangre, lo consideraba como tal, le perdonaba el pasado y le agradecía lo que había hecho por Invernalia.

La lucha por el trono se volvió a equilibrar y ahora, como desde el principio, todo depende de la astucia, las traiciones, la estrategia y las alianzas.

Atrás de ella, Bran y Arya permanecen inmoviles frente a centenares de cuerpos apilados en la nieve. Jon Snow es el encargado de dar las palabras en ese momento triste. “Despedimos a aquellos hombres que olvidaron sus diferencias para pelear juntos y que otros hombres pudieran vivir… es nuestro deber y nuestro honor mantenernos nosotros también vivos”, les dice.

En medio del paneo de las cámaras, aparece una de las imágenes más esperadas del anterior capítulo. Ghost, el lobo, sigue vivo y en pie en medio del ejército de los vivos. Twitter estalló en emoción ante esa imagen.

Imagen: HBO

Muchos otros no contaron con esa suerte, pero este episodio también les rinde honores. Lady Mormont yace también en el suelo y a pocos metros está Ser Jorah Mormont. La primera demostró que no se necesitaba ser grande ni fuerte para ser una guerrera, al atestarle una daga a un gigante en el ojo. El segundo murió, como bien explicó luego Jon Snow, de la forma como él habría querido: salvandole la vida a Daenerys Targaryen. “Él me amaba”, le confesó ella a Snow después. Todos los sabían. Cada uno de los protagonistas de los Siete Reinos, con una estaca encendida, prende fuego a la pila de muertos.

Y ahí sí comienza la fiesta. Como era de esperarse hay trago y sexo, aunque nada similar a lo que se vivía en las primeras temporadas en el burdel de Petyr Baelish o en el mismo castillo de Desembarco del Rey. Casi todos viven momentos de felicidad y de desencanto, ad portas de la nueva guerra que se avecina.

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A Gendry, Daenerys lo nombra señor de las tormentas y le asegura que bajo su reinado no tendrá que vivir como un bastardo, sino como el legitimo heredero de Robert Baratheon, a pesar de que él quiso matarla y fue quien le quitó el trono a su familia.

Pero no todo le sale bien. Gendry le pide matrimonio a Arya. “Serás un gran lord y cualquier dama estaría feliz de estar contigo, pero no soy una dama y nunca la he sido. Eso no soy yo”, le contesta la heroína que derrotó al Rey de la Noche.

Arya que había sido la gran protagonista de la noche contra los muertos, en este episodio parece despedirse. En su caballo sale con Sandor Clegane, el ‘Perro’, con rumbo desconocido. “No pienso volver”, le dice él. “Yo tampoco”, le contesta ella. Todos los que recuerdan su lista, saben a dónde va. 

Muchos son los que se van. Tormund regresa al norte, donde viven los hombres libres, los salvajes. Se lleva a Ghost después de que Jon Snow le pide cuidarlo, pues un lobo nunca podrá vivir bien al sur. Sam y Gilly también se despiden y se confirma que pronto serán cuatro en la familia Tarly. “Si es niño, lo llamaremos Jon Snow”, dice ella. “Ojalá sea niña”, contesta Snow.

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El panorama se ve más díficil para quienes se quedan. Jaimie Lannister concreta un amor pasajero con Brienne y, como era de esperarse, le rompe el corazón. La joven guerrera tiene su primera relación con él, pero antes del amanecer y al ver que Cersei está en riesgo, su hermano menor sale en su caballo por ella. Aunque Brienne le pide que se quede por ella, Jaime sale corriendo. Antes, cuenta todo la maldad que ha hecho por protegerla. “Cersei es despreciable y yo también”, dice.

Quienes siguen en la guerra no necesariamente la tienen más fácil que cuando enfrentaban al ejército de los muertos. “Los derrotamos a ‘ellos’, pero aún tenemos que lidiar con ‘nosotros’”.

Foto: HBO

Tiene razón. Hace un par de capítulos, la guerra con Daenerys al lado parecía ganada. Tenía el ejército de los inmaculados, miles de guerreros leales dispuestos a dar su vida por ella y tres dragones que parecían invencibles. Pero la pérdida de miles de ellos en el combate con las tropas del Rey de la Noche, la muerte anticipada de un dragón antes de esa misma batalla y los terribles sucesos de este último capítulo, evidencian que ya no es invencible.

No es lo único que atormenta a la madre de los dragones. Jon Snow decidió contarle, quizás en el peor momento, que él realmente es un Targaryen, y eso complicó las cosas. La muerte no dejó que en el último episodio hablaran del asunto, pero ya en Invernalia las cosas fueron a otro precio. Ella le pidió que guardara ese secreto para así poder llegar al trono de hierro. Él le promete que siempre será su reina y que, a pesar de esa verdad, seguirá inclinandose ante ella. Como dijo Sansa “los hombres hacen cosas verdaderamente estupidas por amor”, pero la gran pregunta en los capítulos que vienen será si eso incluye renunciar al trono de hierro.

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La verdad es que la decisión no está solo en Jon Snow. En últimas, a veces el trono no solo queda en manos de quien quiere sentarse sobre este. En medio de la celebración en Invernalia era evidente que la gente quería más a Snow que a ella. Varis le explica esa realidad a Tyrion. Él es más popular que ella, despierta más lealtad, es tan del norte como del sur, tiene mejor derecho a reclamar el trono. ¿Por qué no habría de tenerlo?

De todas maneras, el plan de Daenerys tampoco está saliendo como estaba planeado. Se pensaba que sus tropas roadearían Desembarco del Rey para bloquear la llegada de suministros o refuerzos. Sin embargo, los barcos de Euron Greyjoy estaban armados con gigantescas ballestas y atacaron a los dragones de Daenerys. Dos flechas alcanzan a uno de ellos, que cae estrepitosamente al mar. Luego ella intenta vengarse pero tiene que huir ante el asedio de las lanzas. Para empeorar las cosas, la flota de Greyjoy ataca también a los barcos de Daenerys con sus ballestas y terminan hundiéndola sin misericordia. Durante la acción, Missandei, asistente de Daenerys, y novia de Gusano Gris, es capturada por Euron Greyjoy y los sobrevivientes tienen que llegar nadando a la costa.

Sus palabras finales Drakarys, son el presagio de lo que sigue.

Danerys y sus generales se reunen nuevamente para estudiar alternativas. La situación los ha dejado con pocas posibilidades. Sin embargo, la captura de Missandei y la intención de evitar una masacre en Desembarco del Rey hacen que Tyrion pueda convencer a su reina de intentar dialogar con Cersei. Momentos después, en la mitad de la noche es que se presenta esa reveladora conversación entre Tyrion y Varys sobre quién debería sentarse en el trono de hierro. 

La siguiente escena es el diálogo entre los emisarios de ambos ejércitos. En las puertas de Desembarco del Rey se encuentran a la distancia Cersei con sus tropas y del otro lado Daenerys con un grupo más reducido. Qyburn, mano de la reina Cersei, dialoga con Tyrion, mano de Daenerys. Sin embargo, no logran ningún acuerdo y para peor Cersei termina dando la orden a la Montaña de ejecutar a Missandei cortándole la cabeza. Sus palabras finales Drakarys, son el presagio de lo que sigue.

John además tendrá unas tropas cansadas después de la batalla con los caminantes blancos y tendrá que afrontar los ejércitos mercenarios contratados por Cersei

Sin embargo, no la tendrán fácil los ejércitos de Daenerys y John para poder tomar la capital. El único dragón sobreviviente ya no otorga ninguna ventaja pues puede ser un blanco sencillo de las ballestas gigantes que rodean toda la ciudad. Se perdió al menos gran parte de la flota y solo un apoyo desde el otro lado del oceano de Yara Grayjoy podría mejorar la situación, sin embargo, no solo debería vencer a su tío Euron, sino también a la flota de la Compañía Dorada que los espera desde hace semanas. John además tendrá unas tropas cansadas después de la batalla con los caminantes blancos y tendrá que afrontar los ejércitos mercenarios contratados por Cersei. La esperanza, como en el capítulo anterior, seguramente está en manos de Arya y Sir Sandor Clegane (El Perro), quienes querrán consumar sus venganzas contra Cersei y la Montaña. ¿Lo lograrán?