CONTEXTO

¿Hacia dónde y cómo deben crecer Bogotá y la región?

El Secretario Distrital de Planeación cuenta cómo tendría que integrarse Bogotá a territorios aledaños como Tocancipá.

Andrés Ortiz Gómez*
12 de diciembre de 2017
Vista aérea del centro de Tocancipá. | Foto: Cortesía Camilo Pachon's

Dónde y cómo debe crecer Bogotá y la región, más que una pregunta, es una reflexión fundamental que demanda un trabajo articulado entre las administraciones locales unidas por un fin común: llevar calidad de vida a todos los habitantes a través de la competitividad y equidad, así como la búsqueda de la sostenibilidad ambiental. Bogotá y la Sabana deben fundirse en un escenario que permita a quienes viven, trabajan, estudian, crecen y se realizan en él, disfrutar de espacios públicos amables, de transporte público masivo efectivo, de equipamientos y comercio cerca de sus viviendas, en armonía con la naturaleza.

Nuestro entorno ha tenido un importante crecimiento poblacional. Según el Dane, en los últimos 30 años la población se ha duplicado al llegar, en 2016, a 9,4 millones de habitantes aproximadamente en Bogotá y 16 municipios de la Sabana. Esta tendencia no va a cambiar significativamente, pues se estima que a 2030 vamos a tener 1,7 millones de habitantes más en la capital y la región, y a 2050 se llegará a los 13 millones. A esto se suma que hoy, mientras Bogotá urbana y su suelo de expansión ocupan 40.000 hectáreas donde viven 8 millones de personas, los municipios de la Sabana en cerca de 22.000 hectáreas urbanas y suburbanas albergan 1,4 millones en baja densidad, a un costo ambiental muy alto.

Otro de los objetivos comunes debe ser la reducción de los índices de desigualdad. En Bogotá existen, así como en el resto de municipios del país, los subsidios cruzados, mediante los cuales los estratos 5 y 6 subsidian a los estratos 1, 2 y 3 en servicios públicos. La estructura político administrativa y las competencias actuales de los municipios no permiten que la población de altos ingresos que se concentra en los municipios del norte de la Sabana subsidien a población de bajos ingresos que está en los municipios al sur de la Sabana.

Según la Encuesta de Movilidad de Bogotá 2015, en nuestro territorio se realizan alrededor de 1.300.000 viajes diarios intermunicipales, desplazamientos que en algunos casos demandan más de dos horas, y cuyo trayecto se origina principalmente en el ir y venir del sitio del trabajo o de estudio, a las viviendas. Esta actividad no distingue fronteras, el territorio es uno solo.

Planear el futuro

Compartimos los mismos ecosistemas de abastecimiento hídrico y, por ende, tenemos la responsabilidad de compartir su cuidado, pues si algo es claro, es que la estructura ecológica no reconoce límites administrativos. De ahí el interés de Bogotá en invertir en proyectos estratégicos como la Planta de Tratamiento de Aguas Residuales (PTAR) Canoas, el proyecto de conservación y restauración de páramos y el circuito ambiental que conecta el río Bogotá con los cerros orientales.

Los retos que afrontan la ciudad y los municipios en materia regional deben abordarse de manera conjunta, y las herramientas para hacerlo se encuentran en la Constitución Política, la Ley Orgánica de Ordenamiento Territorial y otras normativas vigentes, las cuales dan la posibilidad de asociación entre entidades territoriales a través de las regiones que lo integran. Sin embargo, no es suficiente. La planificación urbanoregional debe definir una visión del territorio conjunta a 2030, que tenga como fin optimizar sus potencialidades para alcanzar un desarrollo sostenible, una institucionalidad sólida, una economía competitiva, tecnificada e innovadora y un sistema de movilidad y transporte público masivo interconectado y articulado, que incluya medios de transporte alternativos como la bicicleta. Bogotá Sabana debe crecer densa, cercana, compacta, con transporte público y espacio público de calidad.

Para facilitar este encadenamiento en la planificación, se hace necesario contar con una institucionalidad de mayor jerarquía que permita gobernar el territorio mediante instrumentos de planeación de largo plazo y no al vaivén de la voluntad política de las administraciones de turno.

Una integración más efectiva de Bogotá y los municipios de la Sabana, con el ánimo de planificar nuestro  futuro, en la actualidad tiene que pasar por el Congreso de la República, pues el ordenamiento jurídico estableció que, para este caso, es necesario expedir una ley especial. Conforme con lo anterior, el reto se hace aún mayor, y tanto Bogotá como los municipios del entorno próximo estamos en deuda con la región y las futuras generaciones, de modo que tenemos que seguir trabajando mancomunadamente en la constitución de una figura que nos permita gobernar el territorio en cuanto a lo metropolitano se refiere.

*Secretario Distrital de Planeación.