INFANCIA Y PAZ

El país debe oír a los jóvenes víctimas del conflicto para concretar la paz

Las voces de las niñas, los niños y los adolescentes son claves en este proceso. La Fundación Plan trabaja con más de 90.000 de ellos, los invita a tomar la palabra y exigir el cumplimiento de sus derechos.

17 de noviembre de 2019
La Fundación Plan ha focalizado su trabajo en los departamentos de Chocó, Bolívar, Valle del Cauca, Nariño y Cauca. | Foto: León Darío Peláez

El conflicto armado afectó de distintas maneras a la población más joven del país. Por eso es necesario generar procesos de participación ciudadana que reconozcan a las personas jóvenes como sujetos de derechos: que les valoren como actores importantes para la implementación del acuerdo final y para la construcción de una paz que les garantice una vida mejor.

Esa ha sido una de las líneas de acción de Fundación Plan desde 2003. Esta organización ha fortalecido la participación ciudadana de más de 90.000 niñas, niños y adolescentes en los departamentos de Chocó, Bolívar, Valle del Cauca, Nariño y Cauca. El 60 por ciento de la población participante de los procesos son mujeres.

En la actualidad, con el programa ‘Liderando por la Paz’, financiado por el gobierno canadiense, se busca que las nuevas generaciones, a partir de iniciativas comunitarias, aprendan a ejercer sus derechos, en especial, la participación, la protección y la reparación integral. Además, que participen en procesos de reconciliación en sus territorios. 

Dentro de esta estrategia se apoyó junto con otras organizaciones a la Comisión de la Verdad en el desarrollo del Encuentro Nacional, donde niños, niñas y adolescentes conversaron con representantes de la Comisión de la Verdad. El evento, que se llevó a cabo entre el 9 y el 10 de mayo de 2019, contó con la participación de 33 representantes de varios municipios. De ellos, siete niñas y tres niños pertenecen a los programas ‘Liderando por la Paz’ y ‘Usa tu Poder para Construir Paz’.

¿Voces reflexivas y críticas?

Como lo explica Margarita Barraquer, presidenta ejecutiva de la Fundación Plan, durante esos días “se generaron espacios lúdicos y participativos que les permitieron a las personas jóvenes reflexionar sobre cómo desde sus territorios pueden contribuir al esclarecimiento de la verdad, a la convivencia y a la no repetición. Y además sobre cómo quieren seguir participando en los procesos de paz en sus territorios”.

Una de estas jóvenes es Alejandra, quien vive en Tumaco. Que su voz haya sido escuchada fue muy valioso para ella. “De esta forma somos partícipes de la construcción de una mejor convivencia”, dice.

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Algo parecido piensa Keiver, de Cartagena: “Si tenemos resiliencia y salimos de este entorno violento vamos a ser capaces de decir: ‘mi realidad cambió’”. Por su parte, Sandra, de Buenos Aires, Cauca, agrega que “es de suma importancia que nosotras las niñas y los niños nos empapemos en estos temas y tengamos una participación activa porque no podemos hacer caso omiso a lo que ha pasado”.

Son testimonios que ejemplifican lo que Lucía González, comisionada de la Comisión de la Verdad, piensa sobre este encuentro. “Hoy los niños de Colombia son sujetos políticos, porque se han criado con la necesidad de participar y de levantar la voz. Así que no estamos oyendo voces ingenuas. Estamos oyendo voces reflexivas, con capacidad de movilizar. Y ese es el mensaje que la sociedad necesita para transformarse”.

Buenas propuestas

La Fundación Plan, en asocio con la Corporación Somos Más, la Alianza por la Niñez Colombiana y la Comisión de la Verdad, y  la Agencia Sueca de Cooperación, realizó nueve encuentros con niñas, niños y adolescentes de diferentes regiones para plantear desafíos y recomendaciones sobre la implementación de  los puntos del acuerdo final. Estos fueron los aportes de dos de esos colectivos: 

Jóvenes de Buenaventura

“Facilitar espacios deportivos, culturales y sociales que brinden a las niñas, niños, adolescentes y jóvenes la posibilidad de potencializar sus habilidades, de modo que ellas ayuden a disminuir la inserción de estos en los grupos armados”. Estas fueron sus recomendaciones para el punto número tres del acuerdo final.

Jóvenes de Quibdó 

Este colectivo sugirió “hacer un mapeo de todas las víctimas del conflicto armado que quedaron despojadas de sus tierras y devolvérselas; que el Estado les ayude a volver a la agricultura y a crear planes o propuestas para que puedan comercializar sus cosechas en todo el país, e incluso exportarlas a otros países”.