ECONOMÍA

Desde 2010 más de un millón y medio de campesinos dejaron de vivir en condiciones de pobreza

En 2017 el agro se consolidó como sector líder en crecimiento. Un panorama sobre cómo el campo contribuye al desarrollo socioeconómico sostenible.

3 de mayo de 2018
El campo jalona el progreso al reducir la pobreza y generar empleo. | Foto: Cortesía Min Agricultura

En 2010, el sector minero energético colombiano era la estrella del crecimiento económico por cuenta del auge que en ese entonces atravesaban los precios del petróleo, del carbón y de otros derivados de la industria extractiva.

Sin embargo, desde mediados de 2014, esa bonanza de los commodities comenzó a ir en declive debido al desplome de las cotizaciones mundiales. Esto llevó a que el Producto Interno Bruto y las finanzas de la Nación recibieran un sacudón que solo tiempo después pudo comenzar a compensarse por otros motores que, como el agro, no habían tenido igual protagonismo.

Prueba de ello es que el año pasado el agro salió a relucir y registró una tasa de crecimiento del 4,9 por ciento (este desempeño estuvo por encima del dato de expansión del PIB de 2017 que fue de 1,8 por ciento). Pero más allá de reportar esa buena cifra, lo primero que debe resaltarse es que la agricultura, la ganadería, la silvicultura y la pesca se encargaron de hacer un importante aporte a la expansión del PIB nacional, a la generación de empleo y, por supuesto, a la reducción de la pobreza rural en todas las regiones de Colombia.

Mauricio Perfetti, director del Departamento Administrativo Nacional de Estadística (Dane), relató que la buena dinámica del agro el año pasado permitió llevar la tasa de desocupación en el campo a niveles históricos: esta fue de 5,1 por ciento. “En 2017 se presentó un mayor número de ocupados en los centros poblados y en el rural disperso. Fueron 4,9 millones de personas”. Así mismo, las cifras del Ministerio de Agricultura y Desarrollo Rural muestran que entre 2010 y 2017 el agro creó 290.000 puestos de trabajo.

La ocupación en el agro, explicó el director, se encargó de absorber la mayor participación laboral en el campo, lo cual se vio traducido en una reducción de la tasa de desempleo. Ahora bien, agregó Perfetti, aunque el campo tiene maneras particulares de contratación –como las labores requeridas en cosechas, siembras, entre otros–, las estadísticas también dan prueba de una tendencia que va al alza: cada vez existe una mayor proporción de personas ocupadas en centros poblados y en el rural disperso que cotizan pensión. En 2010, este porcentaje era del 10 por ciento y hoy, llega al 14 por ciento.

Aunque el agro pesa solo un 6 por ciento en el Producto Interno Bruto del país, apunta Sergio Clavijo, presidente de la Asociación Nacional de Instituciones Financieras (Anif), este sector tiene hoy una alta participación en la generación de empleo derivada del buen comportamiento del campo colombiano durante el año pasado.

Igualmente, señala un informe de la Anif, los números del campo dejaron claro que en 2017 el agro se consolidó como sector líder en crecimiento (por encima de otros renglones como construcción y minería), resalta este organismo.

Entretanto, el ministro de Agricultura y Desarrollo Rural, Juan Guillermo Zuluaga, destacó como un hecho positivo que el PIB agrícola creciera entre 2010 y el cierre del año pasado un 25 por ciento. Esto quiere decir que el sector dio un salto de 47,1 billones de pesos a 58,9 billones de pesos. Para el jefe de la cartera agropecuaria, sin duda, los números que ha cultivado el campo en años recientes superan con creces el registro de años anteriores. “Entre 2002 y 2010 el PIB sectorial creció solo un 15 por ciento”, indican los datos del Ministerio de Agricultura.

Avanza la reducción de la pobreza

Otro buen indicador de las noticias positivas que ha registrado el campo en los últimos años puede verse reflejado en la reducción de la pobreza. Las dos mediciones de esta condición que el Dane hace periódicamente (multidimensional y monetaria) prueban desde sus números que las condiciones de vida de quienes habitan los centros poblados y rurales dispersos han tenido cambios importantes.

Por ejemplo, desde la dimensión de pobreza multidimensional medida por el Dane –que tiene en cuenta cinco dimensiones y 15 variables–, el índice registrado al cierre del año pasado llegaba al 36,6 por ciento. Ahora bien, a comienzos de la década, este fenómeno llegaba al 53,1 por ciento en los centros poblados y en el rural disperso.

Puesto en cifras, lo anterior quiere decir desde la medición de pobreza multidimensional del Dane que desde 2010 a hoy han salido 1.614.000 personas de esta condición en el campo. Tan solo entre 2016 y 2017 cerca de 73.000 habitantes se sumaron a esta tendencia de reducción.

En cuanto a la pobreza monetaria, precisó el director del Dane, esta se ubicó en 36 por ciento para centros poblados y rural disperso en 2017. “Cuando se compara con 2010, se puede ver una reducción de 13,7 puntos porcentuales. Esto quiere decir que 1.330.000 personas dejaron atrás la condición de pobreza desde ese año”.

Sin duda, la reducción de la pobreza y la generación de empleo han sido claves en el avance del campo como protagonista del crecimiento económico de la Nación. Pero, como concluye el ministro Zuluaga, el agro enfrenta retos que ahora pueden tener más fácil solución ya que la disminución del conflicto armado permite trabajar en el desarrollo económico y social de los productores como constructores de paz.