Con ayuda de herramientas como el blockchain

Auditores digitales, el presente y futuro de las auditorías

Este oficio ha pasado de incontables horas de papeleo y entrevistas, a reuniones puntuales y sistemas automatizados. Sin embargo, la capacidad interpretativa de los profesionales seguirá siendo clave. Análisis de la profesión por los especialistas de PwC.

3 de diciembre de 2020
“Lo que antes se hacía con un lápiz rojo y un lápiz negro ahora se hace con inteligencia artificial y machine learning”.
“Lo que antes se hacía con un lápiz rojo y un lápiz negro ahora se hace con inteligencia artificial y machine learning”. | Foto: iStock

“Los contadores y auditores tienen que volverse digitales”, dice enfáticamente Giovanni Molina, socio de auditoría en servicios de aseguramiento de PwC. Según el ejecutivo, el cambio no solo responde a una tendencia en ascenso, sino también a “un ecosistema que nos ha obligado a cambiar. Desde los reguladores que están sistematizando sus procesos de recepción y generación de datos y estadísticas, hasta la Dian que está trabajando con medios magnéticos y facturación electrónica”.

Una transformación que, asegura el experto, ha obligado al mercado a buscar tanto herramientas tecnológicas capaces de responder a las expectativas que llegaron con esta segunda década del siglo XXI, como perfiles profesionales capaces de manejarlas. “Lo que antes se hacía con un lápiz rojo y un lápiz negro ahora se hace con inteligencia artificial y machine learning; los folders cambiaron por la nube. Lo que se espera es una generación de conocimiento más rápida y precisa”, dice.

Un panorama muy distinto al de hace apenas unos 10 años, comenta Ana Milena Villarreal, socia de auditoría interna de la firma, “hoy vemos reflejada la eficiencia que ha traído el uso de herramientas digitales, cuando antes, ejecutar una prueba en particular a través de procedimientos manuales nos tomaba 24 horas, hoy la ejecutamos en 8 con una mayor cobertura y precisión, permitiendo a los auditores analizar los resultados con mayor profundidad”.

En el caso de PwC esto se materializa en forma de herramientas como Connect, que se enlaza con los sistemas de cada compañía, permitiéndoles a los auditores –externos o internos– obtener toda la información que necesitan sin tener que pasar largas listas a los funcionarios de la empresa. Adicionalmente, da la posibilidad de marcar y rastrear tareas pendientes para ambas partes, así como hacer seguimiento en tiempo real de los resultados a través de indicadores y cuadros de control, consultados desde cualquier dispositivo digital.

Para labores externas existen otras herramientas como Halo, que emplea algoritmos para identificar anomalías o tendencias de cuidado en los estados financieros de una organización a través de extracción directa de la información. Y otras herramientas como Aura Platinum y en Auditoría Interna Risk Profiler, que de distintas maneras permiten medir niveles de riesgo y trazar planes de auditoría acordes a las particularidades de cada industria y empresa.

Se trata de sistemas muy capaces que potencian la eficiencia y la eficacia de la labor del auditor. “Las herramientas aseguran eficiencia y calidad y tenemos que conocerlas, pero indiscutiblemente es importante ese escepticismo profesional que tenemos los auditores, el olfato que nos permite interpretar correctamente lo que la máquina arroja para identificar causas y riesgos”, comenta Villarreal.

En palabras de Molina, se trata de “generar confianza a través de la profundidad y precisión en vez de muestreos y extrapolaciones, pero también saber definir qué es lo que vamos a poner a hacer a la máquina”. Y esto, advierte, requiere la capacitación y liderazgo que la firma ha logrado a través de programas como Digital Upskilling, con el que los trabajadores pueden identificar sus capacidades, acceder a herramientas de aprendizaje y diseñar e implementar nuevas soluciones tecnológicas.

De esta forma, agrega Molina, la auditoría se ha ido transformando “para hacerse sobre el dato y no sobre la persona”, lo que, a su vez, dice Villarreal, está cambiando la percepción eterna e invasiva que solían tener las empresas y sus trabajadores de esa labor, “porque nuestro objetivo es generarles valor y ayudarlos a fortalecer sus procesos”.

La transformación no para. En el corto plazo, según Molina, los auditores tendrán que abrazar tecnologías emergentes como el blockchain –pues las criptomonedas ya están apareciendo en los estados financieros de las empresas colombianas– o los drones y las realidades aumentadas y virtuales, que serán necesarios para los inventarios obligatorios de fin de año en una época de pandemia que limita la presencialidad.

En el largo plazo, agrega Villarreal, estará la predicción. “Lo que viene es usar ese histórico para trabajar modelos que nos ayudan a predecir qué situaciones se podrían presentar en el futuro. Vamos a lograr un alto nivel de prevención de materialización de riesgos de nuestros clientes”.