Opinión
Secuelas de un desafortunado episodio
Las relaciones con Estados Unidos entraron a un período de “cuidados intensivos”.
A nadie en Colombia le importaba hace algún tiempo la política exterior. Sin embargo, la gente ahora sabe que asuntos que antes se habrían considerado intrascendentes en ese campo, pueden tener efectos para millares de colombianos.
Un ejemplo fue el desafortunado episodio de la devolución de los aviones de la Fuerza Aérea de los Estados Unidos con migrantes colombianos, después de que el gobierno había aceptado la operación, varios días atrás. Las sanciones que impuso el “Zeus” Trump no tienen precedentes y Colombia quedó conmocionada.
Nuestro presidente incurrió en un error con tintes de populismo, que hubiera podido tener efectos devastadores para Colombia. Menos mal que aceptó que sus asesores se movilizaran rápidamente para conjurar la crisis. La gestión de ese grupo hay reconocerla.
Aunque finalmente las sanciones hayan sido derogadas, por más abrazos que vayan y vengan y declaraciones que se expidan, Colombia tuvo que claudicar proyectando una imagen desafortunada ante el mundo, quedando además en la mira de los Estados Unidos.
Lo más leído
En menos de un día regresamos a 1903, cuando Theodore Roosevelt, nos dio un ultimátum sobre la aprobación por el senado colombiano del tratado Herrán-Hay, mediante el cual Colombia le cedía a los Estados Unidos el canal de Panamá.
La embajada norteamericana en Bogotá envío al gobierno colombiano. El 13 de junio de 1903, una nota que decía, entre otras cosas:
“Si Colombia rechaza ahora el Tratado o indebidamente retarda su ratificación, las relaciones amigables entre los dos países quedarían tan seriamente comprometidas que nuestro congreso podría tomar pasos que todo amigo de Colombia sentiría con pena”.
El tratado no fue aprobado y Panamá se separó.
La diferencia es que ahora Trump, no envió advertencias ni mensajes, sino que procedió, de hecho, para igualmente generar un precedente frente a otros estados. Pero hay también otra diferencia. El presidente de Colombia en ese entonces era el gramático José Manuel Marroquín, que, en medio de la crisis, se decía que estaba componiendo poesías, una de ellas la famosa “Perrilla”:
“Es flaca sobre manera toda humana previsión, pues en más de una ocasión sale lo que no se espera”.
En el caso actual, menos mal que nuestro presidente estaba “piloso” y madrugador, y analizaba también con poesía, expresando luego en un inspirado mensaje de “X”:
“Túmbeme presidente y le responderán las Américas y la humanidad” … ”Trump va a acabar con la especie humana por la codicia. Quizá algún día, junto a un trago de whisky, a pesar de mi gastritis, podemos hablar”.
Colombia, en la época contemporánea, se enfrentó varias veces a los Estados Unidos. Pero lo supo hacer. Pasando por su gestión en la pacificación de Centroamérica con el Grupo de Contadora; el voto favorable a la resolución de Cuba contra el bloqueo norteamericano; las medidas contra Colombia cuando las autoridades judiciales colombianas, liberaron al narco Jorge Luis Ochoa; cuando nuestro país asumió la presidencia del Movimiento de los Países No Alineados; cuando encabezó en la OEA la censura contra la invasión de los Estados Unidos a Panamá y cuando el presidente Bush, padre, dispuso el envío de buques norteamericanos para bloquear a Colombia para “ayudarnos a controlar el narcotráfico en el Caribe”.
Sin embargo, Colombia tenía una política seria de estado y sus actitudes merecieron el reconocimiento de todos, incluso de los Estados Unidos. Esos tiempos pasaron, ahora vamos a tener que manejarnos bien para que no seamos víctimas otra vez de la ira “Zeus”.