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¿Cuáles son los síntomas y tratamiento del pie diabético?

Las dolencias en los pies son una manera de evidenciar los efectos generados por la diabetes.

Redacción Vida Moderna
31 de enero de 2024
Hormigueo en pies
Los casos de pie diabético pueden terminar en amputaciones. | Foto: Getty Images/iStockphoto

El pie diabético es un efecto por tener niveles inadecuados de glucosa en la sangre y son una afectación alrededor del daño en los vasos y nervios, que a fin de cuentas terminan siendo una complicación cardiovascular a largo plazo.

Con base en la información de la Clínica Universidad de Navarra, el pie diabético reduce la sensibilidad de las articulaciones e implica una mala circulación. El hecho de que la sangre no pueda distribuirse con normalidad en los pies, genera que la movilidad se vea perjudicada. En los peores casos, hay personas que se han tenido que someter a la amputación de los pies afectados.

La condición suele iniciar en la planta o en los nudillos de los dedos. El primer síntoma que acompaña el pie diabético corresponde a la aparición de úlceras en las zonas anteriormente mencionadas. Otros síntomas importantes que acompañan a las úlceras son los hormigueos y calambres frecuentes.

La diabetes puede ocasionar otro tipo de enfermedades.
Una de las consecuencias de la diabetes radica en daños en la circulación. | Foto: Getty Images

Revisarse los niveles de glucosa esporádicamente es un consejo, debido a que es la menor manera de anticiparse ante el desarrollo de diabetes. De igual forma, los chequeos contribuyen en mejorar los hábitos alimenticios y de ejercicio; en aras de evitar complicaciones de mayor gravedad, como en este caso el pie diabético.

Según cifras de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC), aproximadamente la mitad de las personas con diabetes han tenido daños en los nervios, siendo los pies la parte más afectadas en ese sentido.

Algunas personas con daño a los nervios tienen adormecimiento, hormigueo o enrojecimiento en la parte del cuerpo afectada, pero otras no tienen ningún síntoma. El daño a los nervios también puede reducir la capacidad de sentir dolor, calor o frío.

Este ejercicio previene algunas enfermedades.
La actividad física es una de las maneras para regular los niveles de glucosa y, a su vez, impedir daños en los pies. | Foto: Getty Images

Puede que el pie diabético no genere una dolencia como tal, sino una leve incomodidad. No obstante, los expertos no recomiendan darle espera a esta condición, por el hecho de que cuando inicien los dolores, la complicación será mayor y en algunos casos sin marcha atrás.

La ausencia de dolor lleva a no percatarse que el pie diabético genera cortes, ampollas, llagas o inflamaciones sin que uno se percate. Todos estos síntomas en conjunto evidencian que la circulación está más deteriorado de lo esperado y el impacto a largo plazo puede ser mayormente grave de lo que se cree.

¿Cómo es posible aliviarse de esta complicación? Luego de percatarse de anomalías en los pies, es importante iniciar un tratamiento, el cual mezcla acciones por parte de los médicos con cambios en los hábitos personales.

Lo fundamental es regular los niveles de glucosa en el organismo. Para ello, los expertos consideran que el mejor método para logrado es llevar a cabo los siguientes cuatro pilares:

  • No fumar.
  • Seguir un plan de alimentación saludable.
  • Realizar actividad física con regularidad.
  • Tomar medicamentos, siempre y cuando estén avalados por los especialistas de salud.

Bajo estos consejos, es posible frenar con anticipación el desarrollo de la diabetes. En los casos más avanzados, puede que el deterioro de la circulación haya llegado a niveles altos y ningún cambio en el hábito permita retornar la normalidad. En ese orden de ideas, es importante percatarse del estado de los pies y tomar las respectivas medidas.

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Contar con un calzado a medida ayuda a mejorar la circulación. | Foto: Getty Images

Aparte de los consejos anteriormente mencionados, los expertos puntualizan en otros que están relacionados directamente con los pies:

  • Revisarse los pies en el día: No está de más cerciorarse que no hay llagas, ampollas, callos, durezas o algún otro cambio.
  • Lavárselos todos los días: La higiene es fundamental, siempre y cuando no se dejen remojar por bastante tiempo. Además, es fundamental secárselos correctamente y aplicar cremas para humectarlos.
  • Elegir bien el calzado: Zapatos apretados, sucios o viejos; son agentes dañinos para los pies. Por lo tanto, sacarlos del armario será un gran paso.
  • Cortarse correctamente las uñas: En algunos casos, las infecciones se desarrollan en los espacios que dejan las uñas con la piel.
  • No quitarse manualmente los callos: Es recomendable que un experto lo haga, bajo el propósito de no dañar la piel.