Tecnología
Compartir este inofensivo detalle en sus redes sociales lo expone a ser víctima de una millonaria estafa
En un entorno digital cada vez más vulnerable, la protección de la identidad en línea debe ser una prioridad.


En algún momento de la vida, muchas personas han sido blanco de intentos de estafa a través de correos electrónicos falsos, mensajes de texto o llamadas telefónicas. Este tipo de engaños, cada vez más sofisticados, resultan difíciles de detectar debido a la manera en que operan los ciberdelincuentes, especialmente cuando ya cuentan con información previa que hace más creíble el intento de fraude.
Frente a esta problemática creciente en el entorno digital, surge una inquietud recurrente: ¿Cómo logran los piratas informáticos acceder con tanta precisión a datos personales como el nombre, el lugar de trabajo o incluso la dirección de residencia de un usuario? Este fenómeno revela un nivel alarmante de exposición de la identidad digital que muchas veces pasa inadvertido.
De acuerdo con medios internacionales como Computer Hoy, esta práctica se conoce como doxxing. Se trata de la recopilación, exposición y difusión de información personal de una persona sin su consentimiento. Aunque pueda parecer inofensiva a simple vista, esta actividad suele tener fines maliciosos como el acoso, la intimidación o el daño reputacional de la víctima.

La amenaza se ha intensificado con el auge de las redes sociales, donde millones de usuarios comparten aspectos íntimos de su vida cotidiana sin considerar los riesgos asociados. Los llamados doxxers emplean diversas estrategias para obtener información, desde búsquedas en fuentes públicas y bases de datos filtradas, hasta técnicas de ingeniería social, suplantación de identidad o incluso ciberataques.
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En muchos casos, los datos expuestos son utilizados para fomentar campañas de odio, manipular la opinión pública o ejercer presión sobre figuras públicas, periodistas, activistas o usuarios comunes. Uno de los aspectos más alarmantes de esta práctica es su capacidad de escalar a situaciones de alto riesgo, en las que la víctima puede ser objeto de amenazas, llamadas intimidatorias, ataques a su domicilio o incluso agresiones físicas.
Medidas de protección ante el doxxing y las estafas digitales
Ante este panorama, expertos en ciberseguridad recomiendan una serie de acciones clave para proteger la identidad digital y reducir el riesgo de ser víctima de esta forma de acoso:
Limitar la información personal en línea
Se debe evitar la publicación de datos sensibles como número de teléfono, dirección, lugar de trabajo, rutinas diarias, nombres de familiares o ubicación en tiempo real en redes sociales o sitios públicos.
Configurar adecuadamente las redes sociales
Es fundamental revisar con frecuencia las configuraciones de privacidad en plataformas como Facebook, Instagram, TikTok, X y LinkedIn. Se recomienda restringir quién puede ver el perfil, las publicaciones y la lista de contactos.

Utilizar contraseñas seguras y únicas
El uso de contraseñas robustas —que combinen letras, números y caracteres especiales— es una medida básica de protección. No deben repetirse en diferentes servicios, y es aconsejable actualizarlas de manera periódica. Para una mejor gestión, puede optarse por un administrador de contraseñas confiable.
Activar la autenticación en dos pasos
La verificación en dos pasos añade una capa adicional de seguridad al requerir un segundo factor de autenticación, como un código enviado al teléfono móvil. Esta medida puede impedir el acceso no autorizado incluso si se ha vulnerado una contraseña.
Ser precavido en foros y espacios públicos
Participar en comunidades abiertas puede representar un riesgo si no se protege adecuadamente la identidad. Se aconseja utilizar seudónimos o cuentas desvinculadas de la identidad real, especialmente al tratar temas sensibles o polémicos.
En un contexto digital cada vez más expuesto, la protección de los datos personales no es solo una cuestión de privacidad, sino también de seguridad. Conocer y aplicar buenas prácticas puede marcar la diferencia entre navegar de forma segura o convertirse en víctima de delitos cibernéticos como el doxxing.