OPINIÓN
“Las ciudades invisibles”
Existen muchas maneras de clasificar las ciudades, de diferenciarlas para reconocerlas o exaltarlas, o simplemente para olvidarlas.
Lo común cuando recorremos las ciudades como residentes, turistas o viajeros de paso, es buscar los lugares referenciados porque tienen algún atractivo para deleitar los sentidos. Ponemos nuestra atención en aquello que nos pueda dejar un buen recuerdo y, seguramente, serán esos regalos guardados en la memoria los que se convertirán después en razones para enamorarse más de esa ciudad habitada o para volver donde fuimos felices. ¿Qué hacer para que esas ciudades amadas evoquen niños y niñas que crecen sin sombras?
Existen muchas maneras de clasificar las ciudades, de diferenciarlas para reconocerlas o exaltarlas, o simplemente para olvidarlas. “Las ciudades son un conjunto de muchas cosas: memorias, deseos, signos de un lenguaje… son también trueques de palabras, de recuerdos”, según Italo Calvino.
Lo bueno y lo que queremos ver en ellas, sin detener mucho la mirada, nos da mayor tranquilidad; y es obvio que preferimos esa sensación o esa idea, sobre lo que es incómodo o triste.
Los asuntos por resolver y los que se repiten absurdamente para los habitantes más desprotegidos son uniformes, universales, predecibles, recurrentes. Un lente sensible que se enfoca en esta faceta nos ayuda a descubrir que en todas las ciudades hay seres humanos más vulnerables que otros: los niños y las niñas, cuya lucha depende de las decisiones de sus cuidadores, de aquellos que con sus propias limitaciones, con su voluntad o interés, determinan que las oportunidades y los caminos se ensanchen o se encojan.
Tendencias
Una forma de acercarse a esta realidad es conociendo Crónica, la ciudad de la desventaja.
Los entornos y ambientes hostiles, porque lo esencial no se conoce o no es constante, como la falta de amor, de agua, de alimentos, son estándar. Es como un copy-paste de una ciudad a otra. Las causas son las mismas y las consecuencias en la vida de los niños también lo serán.
Esta desventaja debe ser considerada al soñar las ciudades y velar por su crecimiento como ejes de desarrollo, buscando denominaciones respetables: innovadora, sostenible, la del cuarto de hora, la del futuro, la que es para todos… para que no queden solo en el papel. Los planes tienen que tener a bordo los niños. Por muchas razones, entre ellas una muy elemental: son los ciudadanos del mañana.
En todos nuestros territorios hay al menos dos ciudades en una. La ciudad de la desventaja es solo una parte. La que a pesar de sus evidencias no habíamos descifrado, pero que le genera dolor y desazón a la otra, la que mostramos sin tanto temor. Creo, como lo imaginó Calvino en sus Ciudades invisibles, que las ciudades no deberían clasificarse en las que son felices o infelices, sino en las que “…a lo largo de los años y las mutaciones siguen dando su forma a los deseos y aquellas en las que los deseos logran borrar la ciudad, o son borrados por ella”.
Nuestra invitación a conocer Crónica, la ciudad de la desventaja es para que logremos reducirla y, por qué no, borrarla de una vez para siempre de nuestra nación. Solo al recorrerla con mayor conciencia tendremos el conocimiento y el impulso para hacerla desaparecer. www.laciudaddeladesventaja.com