
Opinión
Al servicio de multinacionales y cacaos: “Me llamo Gustavo Petro y soy su presidente”
A los árabes no les va mal. El potosí es Santurbán, la mina de oro del fondo Mubadala, de Emiratos Árabes Unidos.
El último año de Petro se caracterizará por el cierre de los negocios que lo congraciarán con los poderes económicos nacionales e internacionales. Incluye a compañías de telecomunicaciones, gas y oro, energía eólica y solar, la compra de aviones de guerra y armamento, favores a banqueros y grupos financieros de infraestructura y otros más en distintos campos.
Es más que recompensar los apoyos de campaña a Euclides Torres o al ingeniero Contecha (que prestó el avión) o al catalán Grau(con puesto en la junta de Cisa) o a Xavier Vendrell, “bodeguero mayor” (con emprendimiento agropecuario y contratos jugosos). Tampoco de devolver favores a cercanos como Carlos Ramón González o a las banderías del Pacto Histórico, a Roy, Lizcano o Prada, del “petrosantismo”. Por el contrario, son los macronegocios, varios de los cuales serán pagaderos con vigencias futuras.
Algunos se conocen como la concesión por diez años del tren La Dorada-Chiriguaná, al español Grupo Ortiz, que tiene la carretera por el Magdalena Medio; la entrega de las pistas de El Dorado al tándem Argos-Odinsa-Macquarie, en la puerta del horno; o la licencia para importar gasolina a Terpel y a Primax desde Texas.
Está la compra de 16 aviones Saab-39 Gripen, en el marco de la Otan, con un crédito, financiado por el grupo Wallenberg al ciento por ciento del valor (2.500 millones de dólares), a 30 años y con ocho de gracia, que incluye actualizaciones futuras. No fue impedimento que el consorcio esté señalado de sobornos donde vendió sus aparatos.
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En Brasil, Sudáfrica, República Checa, Hungría y Tailandia, los escándalos salpicaron a Lula y a su hijo, por una diferencia inexplicada de 900 millones de dólares en el precio; Jacob Zuma fue a los tribunales por una coima recibida de manera indirecta. Asimismo, se repartieron millones de libras esterlinas en Praga y Budapest, donde el acuerdo fracasó al descubrirse el desaguisado.
En octubre de 2015, la Sociedad Sueca para la Paz y el Arbitraje (SPAS) denunció actos de corrupción en la venta de los Gripen a Tailandia. Mientras tanto, Botsuana, India, Croacia, Indonesia y Filipinas están en lista de espera por los mismos Gripen.
En el ámbito de seguridad y defensa, destaca la adquisición de 22.000 litros de glifosato por 640.000 dólares a la norteamericana Dupont, que sería una primera transacción. Queda pendiente la de “armamento para nuestras necesidades a diferentes países del mundo”, aunque la UNGRD, en la Feria Aeronáutica, ya compró dos helicópteros multipropósito Firehawk S-70 a Lockheed Martin por 37.000 dólares.
Ecopetrol desempeña un papel clave en la etapa de los negociados. Se utiliza para que algunas multinacionales puedan desvincularse de proyectos fallidos de energía solar o eólica, como a la norteamericana AES, con la participación del 49 por ciento en el Jemeiwaa Ka’l, en La Guajira, valorado en 70 millones de dólares. También a Enel con el proyecto Windpeshi entre Uribia y Maicao, que lo había descartado, se le negoció por otros 50 millones. La mayor transacción es de diez proyectos de sol y viento en La Guajira, Sucre, Córdoba, Caldas y Magdalena, a la noruega Statkraft por cifra que no se conoce. Todo esto a nombre de la “transición energética”.
A los árabes no les va mal. El potosí es Santurbán, la mina de oro del fondo Mubadala, de Emiratos Árabes Unidos, los mismos de Aris Mining, en cuya junta está Mónica de Greiff, quien también forma parte de la de Ecopetrol. La sorpresa para los comités cívicos que protegen el agua es que el Gobierno Petro acogió la propuesta de delimitación del páramo que hizo el de Duque, que le restó 845 hectáreas. A los cataríes se les facilitarían exportaciones de gas a Colombia, que ahora se hacen desde Estados Unidos por el declive de Ecopetrol, y se cocina con ellos la asociación con Ecopetrol para inteligencia artificial.
También habrá plata para Maduro si Ecopetrol recompra la desvencijada fábrica de Monómeros en Barranquilla. Por el contrario, se enajenará el 32 por ciento de MinHacienda en Coltel a Millicom, de mayoría francesa, basada en Luxemburgo, para consolidarla como el otro del duopolio TIC en Colombia.
A los cacaos se les favorece con la reforma pensional y el apoyo legal a sus transacciones para enroques y “desenroques” empresariales. El superintendente financiero, César Ferrari, deberá publicar el costo para la Hacienda de los redescuentos, subsidios a la tasa y subvenciones del “pacto por el crédito” por 55 billones de pesos. ¿Tres o cinco billones?
Para saquear el erario, el patrimonio público y los recursos naturales, Petro requiere un equipo sin escrúpulos ni ascos, de Benedettis, Montealegres, Saades, Jaramillos, Roas y demás por el estilo. ¡Van por resto!