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En vivo: candidatos a la Procuraduría se presentan al Senado

La elección está cantada por la exministra Margarita Cabello, la candidata de la Casa de Nariño. Paralelamente, se cocina la designación de otros dos altos cargos: magistrado de la Corte Constitucional y ministro de Justicia.

20 de agosto de 2020
Estos son los tres candidatos que se postulan a la Procuraduría | Foto: foto: daniel reina romero-semana/foto: daniel reina romero-semana/foto: archivo particular

En una jornada virtual, el Senado adelanta este jueves la presentación de los candidatos a la Procuraduría. La terna está compuesta por la exministra de Justicia Margarita Cabello, el exmagistrado Wilson Ruiz y el exviceprocurador Juan Carlos Cortés. 

El Senado anunció que las votaciones se harán el próximo 27 de agosto, mucho antes de lo que se tenía previsto, y la exministra de Justicia del gobierno de Iván Duque llega con el panorama aparentemente claro. Según las cuentas, alcanzaría mínimo 74 votos, pues la mayoría de las bancadas anunciaron ya su respaldo. Los últimos fueron los liberales, quienes anunciaron su apoyo a la candidata del partido de gobierno, pese a que su líder natural, el expresidente César Gaviria, hizo duras críticas al presidente la semana pasada. 

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También están con Cabello los conservadores, La U, el Centro Democrático y Cambio Radical. Ese abrumador apoyo ha despertado suspicacias y generado críticas. La principal molestia la tienen Juan Carlos Cortés y Wilson Ruiz, los otros integrantes de la terna, por considerar que no se ha podido hacer campaña y ya está prácticamente definida la elección. Ambos se han reunido con los magistrados de la Corte Suprema y el Consejo de Estado que los ternaron, y en el Palacio de Justicia se dice que han contemplado la posibilidad de renunciar para evidenciar la falta de garantías de la elección.

En el Congreso todo parece estar definido no solo en la Procuraduría, sino también en la carrera por un cupo en la Corte Constitucional. Por ahora, todo apunta a que será Marino Tadeo. El apoyo a su candidatura habría sido lo que generó el sí del trapo rojo a Margarita Cabello. Tadeo fue subdirector de la Esap y se ve con buenos ojos en la casa Gaviria. También participan en esa competencia dos juristas de peso: Natalia Ángel, reconocida profesora de derecho de la Universidad de los Andes, y Jorge Enrique Ibáñez, experto abogado del derecho privado, que se desempeñó como árbitro en el proceso de Odebrecht.  

Por otro lado, en la justicia suenan nombres para el próximo ministro de Justicia. Suenan tres personas muy cercanas a la Casa de Nariño. El primero es Miguel Ceballos, alto comisionado para la paz, y el segundo es Rafael Guarín, alto consejero para la seguridad nacional. También va en ese sonajero Ernesto Lucena, quien está actualmente en el Ministerio del Deporte. El jueves, sin embargo, una tesis cogía fuerza: la designación del exmagistrado Wilson Ruiz como ministro, en el escenario de que Cabello barrería en la votación en el Senado. 

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Equilibrio de poderes: Duque quedaría con fiscal, defensor y procurador

La llegada de Margarita Cabello ha encendido las alarmas sobre el desbalance que se produciría en el sistema de pesos y contrapesos. Con ella, el presidente Iván Duque quedaría con personas cercanas en la procuraduría, fiscalía y defensoría. 

La Constitución de 1991 había generado un sistema de equilibrio de poderes en el que los organismos que tienen un poder de vigilancia, investigación y control no compartieran el mismo periodo con la Casa de Nariño, cuando esta tenía la posibilidad de ternarlos. Garantizar esos pesos y contrapesos fue una de las principales razones para que en el año 2010 la Corte Constitucional no aceptará una segunda reelección de Álvaro Uribe Vélez. 

Si la exministra de Justicia es elegida procuradora, se podría decir que Duque tendría de su lado a tres entidades clave: la Fiscalía con Francisco Barbosa, la Defensoría con Carlos Camargo y ahora la cabeza del Ministerio Público con Margarita Cabello Blanco.

En el caso de la Fiscalía, el sistema se desconfiguró por una serie de renuncias, nulidad y extensos periodos de vacancia en ese organismo. La tradición en Colombia siempre había sido que los mandatarios buscaban que quedara en la Fiscalía alguien que les cubriera la espalda para cuando dejaran la Casa de Nariño. Después del retiro, no solo la opinión pública, sino también el sucesor, comienzan a verle lunares al Gobierno anterior. La Constitución de 1991, en busca de equilibrar los poderes, contempló que el presidente ternara al fiscal no para su periodo, sino para el del mandatario siguiente. Varias circunstancias rompieron esta práctica. 

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La primera llegó con la reelección de Álvaro Uribe, quien por durar ocho años alcanzó a ternar un fiscal para su segundo mandato. La segunda, cuando el Consejo de Estado declaró nula la elección de Viviane Morales. Su reemplazo, Eduardo Montealegre, para quedarse cuatro años y no el tiempo que le faltaba a Viviane, logró que ese tribunal cambiara el periodo de institucional a personal. Desde entonces los tiempos se desajustaron y la renuncia de Néstor Humberto Martínez dos años antes de terminar su cuatrienio le dio a Duque la posibilidad de poner su propio fiscal.

En el caso de la Procuraduría, esta podría ser la primera vez que un gobierno alcanza en sus primeros años la posibilidad de tener en ese cargo a un funcionario tan cercano. En la historia reciente lo que ha pasado es justamente lo contrario. Por ejemplo, Álvaro Uribe tuvo como procurador a Edgardo Maya, quien en su momento fue una de las voces más críticas de sus intentos reeleccionistas. Y en la época de Juan Manuel Santos, el procurador fue Alejandro Ordóñez, quien era uno de sus principales opositores en todos los temas clave de su gobierno, principalmente en el Proceso de Paz. 

En el caso de la Defensoría, Carlos Camargo comparte con el presidente el hecho de ser de la Sergio Arboleda, además de ser un alto funcionario que llegará con la cercanía y el apoyo de los partidos que están con el gobierno, como el Centro Democrático y el Partido Conservador. El organismo al que llegará Camargo, junto con la Procuraduría, forma parte del Ministerio Público, que constitucionalmente tiene la obligación de hacer un control al Gobierno nacional.  

Y a eso se suma un factor político muy relevante: Margarita Cabello Blanco es quizás una de las personas más cercanas al uribismo que hayan pasado por la justicia. Barranquillera e hija del abogado y dirigente liberal de origen guajiro Leandro Cabello, se ha destacado por su gestión en la rama judicial y el Ministerio Público a lo largo de su vida profesional. Tras realizar sus estudios universitarios en Derecho y desempeñarse en algunas funciones en su ciudad natal, de la mano del exprocurador Alejandro Ordóñez llegó a la capital para convertirse en procuradora delegada para la vigilancia disciplinaria. 

Cabello fue postulada por Uribe para ser fiscal general de la Nación, en ese momento en que la Corte Suprema y la Casa de Nariño vivían una de las peores disputas de la historia. En esa elección sacó el mismo número de votos que luego obtuvo Viviane Morales, pero esta última sí pudo ser fiscal luego de una interpretación hecha por la sala plena de la Corte Suprema de Justicia sobre esas mayorías. Por cuenta de ese cambio de reglas fue que el Consejo de Estado declaró la nulidad de la elección de Morales. Después de eso, la hoy candidata de Duque permaneció durante dos años en su cargo como presidenta de la Corte Suprema de Justicia hasta que renunció en mayo de 2019 para asumir el Ministerio de Justicia del actual mandatario. 

La decana de derecho de los Andes, Catalina Botero, asegura que la independencia de estos órganos es vital para la democracia. "Los gobernantes responsables (los verdaderos estadistas) promueven que quienes dirijan los órganos de control sean personas profesionalmente competentes, éticamente solventes y, sobretodo, independientes. Por el contrario, los gobernantes que no entienden la importancia de los frenos y contrapesos para el ejercicio de un buen gobierno y para el fortalecimiento de la democracia en su conjunto, nombran apéndices y con ello, en la práctica, disuelven la verdadera función de esos órganos y arriesgan no solo el éxito de su propia gestión sino incluso su legado".