MEDIOAMBIENTE

Chiribiquete, la maloca cósmica de los hombres jaguar, llega a Bogotá

El antropólogo Carlos Castaño-Uribe, quien lleva más de 30 años recorriendo e investigando este patrimonio mixto de la humanidad de la Amazonia colombiana, recopiló los principales hallazgos de su trabajo en una publicación que se lanza hoy en el Planetario Distrital.

19 de febrero de 2020
Carlos Castaño plasmó en más de 400 páginas la magia ancestral, biodiversa y cosmológica de Chiribiquete. Foto: Fernando Trujillo/Fundación Omacha. | Foto: Fernando Trujillo (Fundación Omacha)

Un mundo desconocido, un enigma envuelto en un misterio milenario o un rompecabezas que pocos han logrado formar. Así podría definirse el Parque Nacional Natural Serranía de Chiribiquete, un hervidero biodiverso con más de 4,2 millones de hectáreas oculto entre las densas selvas de los departamentos de Guaviare y Caquetá.

El área protegida más grande de Colombia está integrada por formaciones rocosas que parecen sacadas de otra dimensión o hechas por el paso de un animal gigante, cubiertas por plantas nunca antes vistas y donde habitan animales aún desconocidos por el mundo científico. Una de sus joyas más enigmáticas es un gran agujero con una entrada de piedra de 50 metros de alto y un túnel con dos quebradas conocido por algunos como el Estadio, debido a su similitud con estos sitios deportivos.

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Los tepuyes de Chiribiquete marcan el final del escudo Guayanés, una de las formaciones geológicas más antiguas de la Tierra que hizo parte del continente africano cuando estaban unidos en Pangea. Pero hay otras interpretaciones diferentes a la geológica: varios indígenas de la Amazonia, como la etnia matapí, afirman que los archipiélagos en piedra antes eran una gran maloca donde los creadores diseñaron el futuro del mundo. 

Las formaciones rocosas de Chiribiquete marcan el final del Escudo Guayanés. El estadio es una de las figuras más enigmáticas del lugar. Foto: Fernando Trujillo (Fundación Omacha).

Muchas de las paredes de estos tepuyes están meticulosamente decoradas con figuras pintadas hace más de 20.000 años por etnias indígenas ya desaparecidas, miles de pictografías que incrementan la intriga que despierta este paraíso oculto por el conflicto armado. Uldarico Matapí, el último chamán de la etnia matapí en el Amazonas, dice que las pinturas son espíritus vivos que podrían guardar la clave para el buen manejo del planeta.

Los habitantes de Chiribiquete también son un misterio. En las expediciones realizadas desde finales de los años 80, los científicos han identificado más de 4.900 animales de 1.676 especies, entre jaguares, dantas y micos, de las cuales 32 son nuevas para la ciencia y cerca de 60 jamás se habían reportado en Colombia. Sin embargo, estos hallazgos son tan solo la punta del iceberg, ya que más de la mitad de la zona aún no ha sido explorada.

Muchos aseguran que en sus agrestes selvas habitan indígenas carijonas, huitotos y urumis, hoy en día catalogados como pueblos en aislamiento voluntario. Aunque algunos expedicionarios han sentido su presencia, nadie los ha visto aún.  

Más de 75.000 pinturas rupestres o pictogramas han sido identificados en los tepuyes de Chiribiquete. Foto: Jorge Mario Álvarez Arango.

Pasado, presente y futuro

Carlos Castaño-Uribe es uno de los mayores conocedores de los misterios que guarda Chiribiquete. Lleva más de 30 años haciendo expediciones por estas tierras vírgenes y agrestes, un trabajo científico, social, ambiental y cultural que sirvió como base para consolidarlo como Parque Nacional, ampliar sus terrenos en dos ocasiones y declararlo en 2018 como patrimonio mixto de la humanidad, título dado por la Unesco. 

Como la mayoría de los colombianos aún desconocen su magia, historia, importancia cultural y ancestral y biodiversidad, Castaño decidió plasmar gran parte de su conocimiento en el libro “Chiribiquete: la maloka cósmica de los hombres jaguar”, que este miércoles 19 de febrero se lanza en el Planetario Distrital de Bogotá a las 6 p.m. La publicación se logró gracias a una alianza entre la Fundación Herencia Ambiental Caribe, SURA, Parques Nacionales Naturales y el Instituto Colombiano de Antropología e Historia (ICANH). 

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Como lo que no se conoce no se ama y lo que no se ama no se protege, decidimos hacer este gran esfuerzo para entregarle a Colombia un instrumento de investigación que le permitirá a los ciudadanos saber por qué estamos en la obligación de defender a Chiribiquete, un patrimonio único y excepcional que es una de las grandes realizaciones de la naturaleza en todo el mundo. Los colombianos cumplimos un papel de suma importancia como guardianes de la maloca del jaguar”, dijo Castaño, quien destinó todo un año para escribir el libro.

En 1989, cuando Carlos Castaño era director de Parques Nacionales, logró declarar a Chiribiquete como área protegida. Foto: Jorge Mario Álvarez Arango. 

La obra, que cuenta con una versión en gran formato de 460 páginas y una más pequeña de bolsillo, contiene fotografías y escritos de las 38 formaciones rocosas o tepuyes hasta ahora conocidos, que miden hasta 900 metros de altura y en cuyas paredes han identificado más de 75.000 pinturas rupestres o pictogramas sagrados, los cuales coinciden con las evidencias más antiguas de habitantes del continente y narran historias milenarias de comunidades indígenas nómadas que habitan a lo largo de América.

“Es la síntesis de una investigación de más de tres décadas que caracteriza por primera vez el contenido patrimonial de Chiribiquete desde el punto de vista arqueológico y cultural. Es una obra que le permitirá al público colombiano tener una información completa sobre la enorme complejidad de los atributos especiales de esta zona como un centro de pensamiento chamánico ancestral que ha sido protegido durante siglos por los propios chamanes”.

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Para el antropólogo, que en 1989 logró declarar a Chiribiquete como zona protegida del país cuando era director de Parques Nacionales, este lugar guarda un gran misticismo e inspira mucho respeto, ya que su paisaje conserva las formas milenarias y alberga la vida de cientos de plantas, animales y comunidades. Es uno de los pocos sitios casi intactos en la Tierra.

Este libro invita a hacer una profunda reflexión sobre el por qué debemos darle a este lugar un tratamiento de absoluto respeto y ver cómo podemos cerrar filas para protegerlo ante la gran vulnerabilidad que tiene debido a los acontecimientos de transformación progresiva y acelerada que se están observando en la Amazonia, en especial en los departamentos de Guaviare y Caquetá”, anotó Castaño, quien empezó a escribir el libro en noviembre de 2018.


El libro de Chiribiquete de Carlos Castaño ya está disposible en varias librerías. Hay una versión grande y otra de bolsillo.  

Las raíces del país

“Chiribiquete: la maloka cósmica de los hombres jaguar” resume los hallazgos de tres décadas de expediciones e investigaciones de Castaño para comprender las huellas de la cultura y la biodiversidad de este territorio protegido de la Amazonia.

“Es una publicación que aporta una gran cantidad de insumos de carácter antropológico, etnográfico, lingüístico y astronómico, además del significado cosmogónico, simbológico y mitológico que tiene Chiribiquete para los chamanes indígenas, el cual deberíamos tener todos los colombianos”, indicó el investigador.

Castaño afirma que este libro le aportará un elemento esencial a los colombianos: permitir que la población conozca y entienda en dónde están las raíces profundas de su propia identidad. “También generará una visión diferente y llena de esperanza y luz a todas las dificultades que hemos sorteado los colombianos a lo largo de nuestra historia para abordar mejor nuestro desarrollo, entendimiento y la visión que queremos como nación”. 

Los ríos negros y amazónicos y las quebradas son otros de los atractivos únicos de Chiribiquete. Foto: Fernando Trujillo (Fundación Omacha).

El director científico de la Fundación Herencia Ambiental Caribe enfatizó que las manos de culturas ancestrales han sido responsables de darle forma a Chiribiquete, “por eso es tan importante que los colombianos conozcan su existencia y entre todos podamos velar por su cuidado y conservación. Tenemos en nuestras las manos la protección de un sitio milenario, sagrado y especial. Esta publicación aportará a solucionar al tema de mayor debilidad que tiene Colombia: llegar a una verdadera identificación con sus raíces profundas”.

Ayude a conservarlo

El libro de Castaño ya está disponible en los stands de la Librería Nacional, Panamericana, Librería Lerner, 30 puntos de venta del Éxito y las tiendas virtuales de Villegas Editores y Mesa Estándar. La edición en gran formato tiene un precio de 220.000 pesos y la de bolsillo de 59.000 pesos.

Los colombianos que compren la publicación no solo podrán hacer un recorrido literario y fotográficos por los misterios de Chiribiquete. También aportarán a la preservación del territorio, hoy en día considerado como uno de los epicentros más grandes de la deforestación en Colombia.

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Los recursos obtenidos por la venta del libro se destinarán en su totalidad a un fondo para acciones de sensibilización y protección sobre este Parque Nacional, una estrategia que según Castaño busca que los colombianos se sientan comprometidos con la idea de que adquirir la publicación es un dar un paso para empezar a defender Chiribiquete.

La biodiversidad de Chiribiquete aún es un misterio. Los científicos hasta ahora han estudiado menos de la mitad de su área. Foto: Fernando Trujillo.

“Presente, pasado y futuro son parte del mismo instante en Chiribiquete. Pueblos no contactados, especies botánicas aún sin nombrar, pinturas rupestres con miles de años de antigüedad conviven con otras pintadas apenas décadas atrás. Si hay un lugar donde misterio y esperanza componen la misma palabra es Chiribiquete: todos los reinos en un reino, todos los mundos en un mundo”, cita Castaño en su nuevo libro.

Julia Miranda, directora de Parques Nacionales, manifestó que esta iniciativa garantiza la protección sobre los referentes culturales de los pueblos indígenas del noroeste amazónico, “donde las instituciones del Estado nos hemos sumado para proteger el patrimonio natural y cultural presente en Chiribiquete, declarado como área protegida hace 30 años. Celebramos que la empresa privada y la sociedad civil se sumen a estos esfuerzos de protección”.

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Por su parte, David Bojanini, presidente del grupo SURA, apuntó que Chiribiquete es una metáfora de futuro y esperanza, de la necesidad de aprender a cuidar la vida, de unirnos alrededor de propósitos comunes, de reconocernos y de construir desde la diversidad. “Apoyamos esta publicación con el ánimo de sumar voluntades para proteger la maloca del jaguar, como le llaman sus pobladores originarios. Estado, empresas, instituciones, comunidades, ciudadanía, podemos aportar para su conocimiento y protección”.

El sitio más vulnerable 

Entre 2017 y 2018, el Parque Nacional Natural Chiribiquete pasó de 36 hectáreas deforestadas a 2.191 hectáreas, una catástrofe ambiental que tiene en riesgo a una cantidad incalculable de biodiversidad y a los indígenas aislados que podrían habitar en el territorio.

Castaño considera que el nuevo libro hace un llamado para que el país pueda cerrar filas y blinde a esta área protegida, por medio del apoyo a instituciones como Parques Nacionales y el ICANH, encargados de cumplir con el plan de manejo de la zona.

“Me preocupa bastante saber qué tanto hemos cumplido las políticas que le llevaron a la Unesco a reconocer Chiribiquete como patrimonio natural y cultural de la humanidad. No lograr su protección será claudicar de forma absoluta y contundente a la pérdida del patrimonio más importante de nuestra nacionalidad y uno de los peores errores a nivel mundial”.

Los indígenas de la Amazonia consideran que Chiribiquete no debe contar con la presencia humana. Foto: Fernando Trujillo. 

El ex director de Parques Nacionales considera que la mejor forma de proteger a Chiribiquete es evitar a toda costa su ingreso. “La única forma de conocer su magia es desde el aire, vuelos turísticos que llevan algunos meses y no atentan contra la zona. Ingresar por tierra es un despropósito en todos los sentidos, y no solo por la seguridad de los visitantes debido al alto grado de dificultad del terreno, sino porque dentro el área viven indígenas aislados que no quieren tener contacto con la sociedad y que buscaron refugio en la última frontera no transformada y violada del país”.

Chiribiquete es el sitio más vulnerable que Castaño ha conocido es su basta experiencia por la Amazonia. “Su grado de vulnerabilidad es mayúsculo. No hay otro sitio más frágil que esta área protegida desde todos los aspectos: culturales, ancestrales, ecosistémicos, cosmológicos y biodiversos. Chiribiquete debe convertirse en un mito especial de nuestra identidad como pueblo colombiano”.

En los próximos meses, este hombre de la selva aspira empezar a darle forma al segundo tomo del libro, el cual estará enfocado en la importancia de Chiribiquete en un contexto neotropical desde México hasta Argentina. “Quiero que el mundo conozca el papel vital que tuvo Chiribiquete desde tiempos inmemoriales en el crecimiento y forma del pensamiento chamánico, tanto de las culturas aborígenes prehispánicas como las de nuestros días”.