Economía
Cruda radiografía del petróleo para Colombia: cae la producción, se reduce la inversión y se golpean las regalías
El país está en una encrucijada: mientras busca acelerar su transición energética, se queda sin recursos para financiarla, dice ANIF.

El sector petrolero que ha sido uno de los motores de la economía colombiana, por su peso en las exportaciones nacionales y en la atracción de inversión extranjera directa, hoy por hoy atraviesa una compleja coyuntura por las dificultades en los escenarios local y global.
En el contexto interno, las tensiones generadas por la política del Gobierno del presidente Gustavo Petro de no desarrollar nuevos contratos de exploración, sumado a las presiones tributarias y a las dificultades en las consultas previas y en los licenciamientos ambientales para el desarrollo de proyectos clave, por ejemplo, en materia de gas, con iniciativas off shore, como Komodo y Sirius, están amenazando la autosuficiencia y soberanía energética para el mediano plazo. Además, las dificultades en la producción se han intensificado por cuenta de los problemas sociales y de orden público en las áreas de explotación.
Mientras tanto, si en Colombia llueve, en el panorama internacional no escampa. La expectativa por la escalada arancelaria del Gobierno Trump, y los impactos económicos generados por los conflictos en Oriente Medio y la guerra entre Rusia y Ucrania, así como la decisión de los países que hacen parte de la OPEP+, de aumentar la producción, han puesto un nuevo escenario al crudo y sus derivados en el mundo, lo que presiona a la baja los precios.
Un reciente informe de ANIF, sobre la desafiante coyuntura que tiene el petróleo colombiano, evidencia las dificultades que enfrenta.

Según el análisis, el entorno geopolítico de 2025, marcado por los conflictos persistentes entre Hamás-Israel y Rusia-Ucrania, junto con las políticas de la administración Trump, generan volatilidad en los mercados energéticos globales.
“Los precios del crudo se han mantenido en un rango de 60 a 70 dólares por barril, nivel que, aunque estable, representa un desafío para la viabilidad de nuevos proyectos exploratorios en Colombia y la sostenibilidad de los niveles actuales de producción. La decisión de la OPEP+ de incrementar en 411.000 barriles diarios su producción desde mayo, presionó aún más los precios, afectando las exportaciones de Colombia, donde el petróleo representó el 30,3 % de las ventas externas en 2024. En lo corrido de 2025, el valor de las exportaciones de petróleo y derivados cayó 15,4 %, mientras el volumen disminuyó 2,5 %”, aseguró ANIF.
Según datos de la Agencia Nacional de Hidrocarburos, citados por ese centro de pensamiento, se evidencia la caída de la producción. Entre enero y julio de 2025, el promedio fue de 746.826 barriles diarios, 4,3 % menos frente al año anterior. Abril registró la menor producción en el año con 714.229 barriles por día, 9,6 % por debajo del mismo mes de 2024, siendo, a su vez, el nivel más bajo visto desde junio de 2021 (694.200 barriles), afirma el análisis. “Particularmente para abril, dicho comportamiento fue consecuencia de los atentados al oleoducto Bicentenario que afectaron campos estratégicos como Caño Limón en Arauca, mientras en Meta los bloqueos comunitarios impactaron la producción en Rubiales y Caño Sur Este”, agrega.

Este comportamiento y tendencia negativa se reflejan en el valor agregado de la actividad de minas y canteras, que en lo corrido de 2025 disminuyó 7,6 %. “Aunque la extracción de carbón, que representa el 20 % del sector, cayó 10,7 %, es la extracción de petróleo que concentra el 60 % de la actividad de minas quien explica principalmente este comportamiento. El subsector de petrolero cayó 5,3 % en lo corrido de 2025, aportando -3,5 puntos porcentuales aproximadamente a la caída total del sector”, advierte el informe.
Por si fuera poco, la actividad de taladros, un factor clave del sector en materia de inversión, muestra un retroceso importante. Según Campetrol, citado por ANIF, para julio de 2025 la actividad había disminuido 27,7 % frente a noviembre de 2022, cuando alcanzó su punto más alto con 155 equipos activos, lo que equivale a 42 equipos menos. “La mayor reducción se dio en los equipos destinados a perforación, que pasaron de 60 a 31, lo que refleja una menor capacidad de reponer reservas y muestra cómo los desincentivos de nuevos contratos de exploración y explotación por parte del Ejecutivo afectan las decisiones de inversión”, advierte el análisis.

Con este panorama, las proyecciones financieras del sector estarían también golpeadas. “La Asociación Colombiana de Petróleo y Gas (ACP) proyecta que la inversión en exploración en 2025 totalizará 740 millones de dólares, 18 % inferior a la registrada en 2024 (900 millones de dólares), siendo la inversión más baja de los últimos cuatro años —asegura el estudio de ANIF—. A la caída en la inversión se suman la minería ilegal, los bloqueos recurrentes y los atentados terroristas, que han consolidado un entorno adverso para la operación del sector”.
A nivel macroeconómico, la contracción del sector se traduce directamente en la reducción de los ingresos fiscales, deterioro de la balanza de pagos y presión sobre el peso colombiano frente al dólar. Durante el primer trimestre de 2025, las regalías por hidrocarburos disminuyeron 5,3 % frente al mismo periodo del año anterior, reflejando el impacto fiscal inmediato de la crisis productiva.
“En síntesis, esa serie de situaciones pone al país en una encrucijada, pues mientras busca acelerar su transición energética, se queda sin recursos para financiarla. La realidad actual exige medidas urgentes para estabilizar un sector que sigue siendo fundamental para las finanzas públicas y la estabilidad macroeconómica”, concluye el análisis.