MINAS ANTIPERSONALES

De Córdoba a Noruega, el esperado viaje de Elácides López

En su infancia fue víctima de una mina antipersonal, pero ese accidente nunca lo detuvo. Hoy, a sus 20 años, cumple uno de sus sueños, estudiar en Europa, en Bergen.

17 de noviembre de 2019
Desde 2017, Elácides se desempaña como facilitador de la estrategia de Unicef en Educación en el Riesgo de Minas (ERM). | Foto: Diana Rey

“Yo soy simple y sencillo. No me gusta aparentar lo que no soy”, así se describe Elácides López, un joven de 20 años nacido en Tierralta, Córdoba. Es hábil haciendo amigos, es aficionado al fútbol y, como buen centennial, capaz de estar diez horas seguidas frente a la pantalla del computador.

En 2017 incluyó una nueva actividad en su rutina: ser facilitador de la estrategia de Unicef en Educación en el Riesgo de Minas (ERM), para promover comportamientos seguros frente a la presencia de minas antipersonales, municiones sin explosionar y trampas explosivas. En poco tiempo aprendió todos los conceptos y empezó a compartirlos con sus compañeros del colegio. Él sentía un interés especial por el tema porque tuvo un accidente con una mina antipersonal cuando tenía 8 años.

Por eso la idea de ayudar a su comunidad a prevenir estas situaciones le resultó tan atrayente. “Les doy consejo a mis compañeros, a mis amigos, y a todos los que quieran escuchar sobre cómo vivir en territorios como los nuestros. Hablamos de cómo prevenir los percances, de qué rutas elegir, de escoger siempre los caminos seguros y conocidos”, dice con voz pausada.

También les explica sobre las características de los artefactos explosivos y las zonas en las que pueden estar instalados para que tengan precaución. Algunos están formados de vidrio, otros de plástico o madera y están ocultos entre la vegetación, en casas abandonadas o en fuentes de agua. “Si no lo botó, no lo recoja” es el lema que comparte en el colegio y en su comunidad.

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Elácides ha sanado las heridas corporales y mentales que le dejó aquella mina, y cada día impulsa a otras personas para que persigan sus sueños. “Hay quienes menosprecian su vida y no le meten ganas a lo que hacen, incluso teniendo su cuerpo completo. Yo los motivo para que sigan estudiando, se enfoquen y trabajen para conseguir sus metas”, agrega.

Hoy está cumpliendo una de las que él se trazó: tener formación académica en el exterior. Lo consiguió con una beca que obtuvo con el apoyo de Unicef para estudiar seis años en Bergen, Noruega. Llegó en julio de 2019 y está cursando en su primer año un ciclo de profundización en inglés. “Estos meses han sido difíciles. Pero, como siempre, voy para adelante con buena actitud. Mi condición no es un impedimento para nada”.