FAUNA

Abandono de mascotas en Colombia, otra amenaza para la fauna silvestre

Dentro de los estragos que ha dejado la pandemia está el masivo abandono de mascotas. El problema es grave porque muchas veces estos llegan a vivir a bosques o zonas rurales donde habitan animales silvestres que se infectan con enfermedades como moquillo, parvovirosis o rabia.

16 de julio de 2020
Fotos: CAR y Corpocaldas | Foto: Fotos: CAR y Corpocaldas

El 2020 ha dejado a su paso escenas desgarradoras. Por obvias razones la pandemia ha sido el principal tema de conversación a lo largo de estos meses, no solo en Colombia sino a nivel mundial. La cuarentena, impuesta en casi todos los países para aplanar la curva de contagio y no colapsar los sistemas de salud, incrementó el abandono de mascotas, especialmente de perros y gatos. 

Unos dicen que lo hacen porque la crisis económica no les permite mantenerlos más. Otros, porque no se soportan 24 horas al día a mascota, y la razón más común es porque creen que los animales transmiten la covid-19. Aunque esta teoría se ha desmentido en varias ocasiones, todavía hay personas que prefieren salir de los animales para evitar el supuesto riesgo de contagio. Solo en Bogotá, el Instituto Distrital de Protección y Bienestar Animal reportó que hasta mayo han abandonado a más de 200 perros y gatos desde que el presidente Iván Duque decretó cuarentena nacional el 24 de marzo. Además, hasta el 12 de julio han atendido más de 560 animales de la calle en urgencias veterinarias, y el Escuadrón Anticrueldad ha realizado más de 456 visitas de verificación por presunto maltrato animal. 

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El panorama es desgarrador. Perros y gatos deambulando por las calles sin entender por qué aquellas personas que tanto amaban los abandonaron a su suerte de un día para otro. Pero además de la inaceptable irresponsabilidad de las personas que optan por dejarlos en la calle, ahora esta situación esconde otro gran problema: las amenazas que estos animales significan para la fauna silvestre.

Muchos perros, por ejemplo, terminan en el campo o bosques en los que habitan especies silvestres. Estos, por obvias razones, no están acostumbrados a vivir con animales domésticos ni mucho menos saben cómo enfrentar enfermedades que solo padecen estos últimos como el moquillo, parvovirosis o rabia. 

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En noviembre de 2019, se presentó un caso de un zorro con moquillo en Caldas. Inicialmente pensaron que era un caso de un millón por lo que no encendió las alarmas. Este año, sin embargo, el abandono masivo de mascotas incrementó esta tendencia y hasta principios de junio se registraron 16 casos más de zorros infectados con moquillo. Dentro de los municipios donde se reportaron los casos están Belalcázar, San José, Risaralda, Manizales, y Palestina. 

Zorro infectado con moquillo en Caldas por un perro abandonado. Foto: Corpocaldas

Los casos llegaron al Centro de Atención, Valoración y Rehabilitación de Fauna Silvestre Montelindo, de la Corporación Autónoma Regional de Caldas (Corpocaldas), donde se dieron cuenta que todos se habían contagiado de moquillo por perros que alguna vez fueron mascotas pero abandonaron por estos días.

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Lo que más llamó la atención es que estos zorros no se contagian por contacto directo con el otro animal como algunos pensarían. No fue a través de un mordisco o una pelea que se transmitió la enfermedad sino por secreciones. “Es muy posible que alguno de los perros que ingresó al bosque dejó secreciones en alguna parte. Y como los zorros son tan territoriales como los perros, detectaron ese olor extraño, identificaron el fluido, lo olieron y en ese momento se produjo la contaminación”, le dijo Óscar Ospina, coordinador del área de fauna silvestre de Corpocaldas, a Wildlife Conservation Society (WCS). 

Las consecuencias del moquillo en los zorros también pueden ser severas: empiezan a perder el apetito, tienen dificultad para respirar, convulsiones y hasta perder por completo la movilidad de su cuerpo.

Caldas no es el único lugar que presenta este tipo de casos. En 2012 y 2017 Magdalena reportó casos de rabia en los municipios de Zapayán y El Piñón, y en Pivijay, respectivamente. Por otro lado, en el Páramo de Chingaza también ha sido testigo de este fenómeno. Perros que en algún momento fueron mascotas, van a parar en este territorio en donde muchas veces se transforman en animales agresivos que deambulan por la zona cazando aves migratorias, curíes y hasta venados, a quienes les transmiten este tipo de enfermedades casi siempre mortales.

Las consecuencias para los animales silvestres que contraen esta enfermedad pueden ser mortales. Los zorros, por ejemplo, empiezan a perder el apetito, tienen dificultad para respirar, convulsiones y hasta perder por completo la movilidad de su cuerpo. Foto: Corpocaldas

Este tipo de casos ha encendido las autoridades de protección silvestre pues con los días se registran cada vez más. Hace un par de semanas se presentaron dos casos nuevos de zorros que posiblemente padecían moquillo. Sin embargo, tuvieron que sacrificarlos y en ese momento los exámenes no arrojaron que fueran positivos para esta infección. Frente a esto, Óscar Ospina le explicó a la WCS que “hay un momento preliminar en de la enfermedad, en la que los anticuerpos en la sangre no pueden ser detectados y posiblemente los animales estaban en esa etapa”. 

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Si la tendencia de abandono se mantiene al alza a lo largo de estos meses, podrían ser muchos más los casos de animales silvestres que mueren por cuenta de moquillo, rabia o parvovirosis. Ahora, estos animales están amenazados no solo por la intervención del ser humano en su hábitat para actividades productivas, sino que ahora están en riesgo por las enfermedades que transmiten las mascotas que irresponsablemente abandonan.

Luz Dary Acevedo, del Programa de Salud de Vida Silvestre y Tráfico de Especies que lidera WCS Colombia, una iniciativa financiada por la Unión Europea y el gobierno de Estados Unidos, está tratando de concientizar a las personas para mitigar este tipo de casos. Manda mensajes para que las personas asuman con responsabilidad el tener una mascota en casa y además reitera la necesidad de evitar la destrucción de territorios ambientalmente importantes. Esto, con el fin de acabar con la transmisión de enfermedades infecciosas entre fauna silvestre, animales domésticos y humanos.